2006/07/19

Halo

Halo, asi la llamaban; casi siempre. Un halo es ese tipo de coronita luminosa que los artistas medievales ponían a los santos y ángeles alrrededor de la cabeza para destacarlos sobre los demás personajes.

Se dice que cada ángel tiene sú halo. Mucha gente cree que estos halos son marca distintiva de los ángles; la luz cegadora que portaba el arcangel san Gabriel sobre su cabeza, al anunciarle a María sú embarazo, quizá sea una de las primeras representaciones de este fenómeno.

Así que quizá, en un principio, los halos valían para distinguir a los ángeles de los favoritos de Dios (los hombres) Para que el hombre pudiese ver la mano de Dios detrás de sus los santos actos de estos seres.

A ella no la llamaban Halo porque fuese una santa, ni porque quisieran destacarla, ni porque tuviese que ver con la voluntad del Todopoderoso . Había que buscar su significado en algún sitio más retorcido.

Cuenta una leyenda que los ángeles querían que los favoritos de Dios siguiesen el camino correcto; pero que Dios no se lo permitia puesto que les había dado la virtud del libre albeldrío y esa intervención, por parte de los ángeles, acabaría con su libertad.

Así que uno de los ángeles favoritos de Dios, Lucifer, por amor hacia la obra de dios, el hombre, decidió rebelarse. Lo hizo para intentar llevarlos por el buen camino aunque no quisieran, y olvidar eso del libre albeldrío de los hombres. Este acto de orgullo vanidad amor y rebeldía le valio muy caro.

Tras una cruenta batalla, Lucifer cayo de los cielos y se convirtió en un ángel caido. Claro que, si lo piensas, Lucifer, al ser un ángel tenía un halo pero ¿que paso con el halo de Lucifer una vez cayó a los infiernos?... Se perdió.

Pues de ahí le venia el nombre a ella. Recibía ese nombre por el halo que había perdido "Lucifer", un objeto que el mismo principe de los ángeles caidos había tenido, y perdido en su caida de la santidad. Un objeto que el mismo señor de las tinieblas ansiaba y odiaba como recuerdo de sus tiempos de ser de la luz, un deseo, una quimera, una corona digna de un ángel.

Quizá ese Lucifer tuviese un nombre de mortal y ahora estuviese encarnado en una persona, o así opinaban los que barruntaban sobre el nombre de Halo. Esas personas también pensaban que ella había sido la corona de luz, cuya perdida marcaba la caida al abismo.

Quizá por eso la llamaban Halo, era lo último que perdían los hombres antes de caer a las simas más profundas...

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